Claudio Orrego propone Barrio Rojo en Santiago para "regular la prostitución"
Esto surge a raíz de las denuncias de los vecinos del sector 10 de julio, sobre el comercio sexual que existe en la zona.
La crisis de los 40, que tiene más que ver con la persona y su momento vital, de igual manera se puede traducir al ambiente laboral. Generalmente sucede cuando se tienen puestos medios o altos, es decir, que conllevan una responsabilidad. En específico, quienes la “sufren” hoy son la llamada Generación X, que están conviviendo con los cambios en el mundo del trabajo, con los Centennials.
Es un momento de reflexión donde varios factores entran en juego. Luego de ese balance puede surgir un malestar que genere frustración o, desde un punto de vista positivo, una gran oportunidad para reconocerse en el camino recorrido para seguir avanzando. Si bien, esto no necesariamente afecta el desempeño laboral; la situación dependerá de cada individuo y cómo logre abordarla.
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Marcela Romero, Gerente de Manpower Business Professionals, explica que "en el momento en que arriban nuevas generaciones al mercado laboral, naturalmente se producen ajustes relacionados con el cambio de época. Justamente, en los últimos años la digitalización aceleró esos procesos en gran manera, probablemente más rápido nunca".
"Rol del líder pasa por enseñar a gestionar las emociones"
“La idea del jefe que enseñaba y lo sabía todo dio paso a una manera diferente de aprender, donde el aprendiz muchas veces sabe más que el maestro. Para algunas personas esta situación puede afectar su zona de confort, donde la expectativa de reproducir el modelo de liderazgo en el que se formaron, deba dar paso a nuevas maneras de relacionamiento. Este es un contexto donde el rol del líder pasa por enseñar a gestionar las emociones en un mundo incierto”, afirma la experta.
"Hoy muchas personas de más de 40 años están rediseñando sus próximas décadas con una mentalidad de ‘apertura’, cuando antes a esa edad ya se configuraba una ‘mentalidad de cierre’, añade Marcela Romero.
Es indispensable y además enriquecedor lograr una convivencia intergeneracional entre líderes y equipos en las empresas. Ambos pueden nutrirse el uno del otro, en una época donde el conocimiento se vuelve obsoleto cada vez con mayor velocidad, en la cual “ser” se vuelve más importante que “saber” y la capacidad de aprendizaje y la curiosidad son críticas en los equipos, donde cada uno tiene algo para aportar.
